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Concordia

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Este jueves, en Las Cortes de Aragón, el Gobierno de Aragón, una vez iniciada la derogación de la ley de Memoria Democrática, presenta un "plan de concordia y reconciliación"Otra vez más el facherío que nos gobierna pervierte una palabra, la utiliza torticeramente y...

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Simbología Franquista en nuestras calles

La Historia de España no presenta demasiadas diferencias con la de Europa, sobre todo, si nos remitimos a la Europa meridional.  Italia, Portugal o Grecia presentan semejanzas notables en su devenir histórico.  Más grandes lo son con la Europa central y nórdica, aunque no tanto como para levantar barreras complejas ni, mucho menos, inaccesibles.  La disrupción más importante, en todo caso, es una prolongada dictadura de carácter fascista que se prolonga cuatro décadas por encima de la desaparición de los fascismos en Europa.  Su origen en un golpe de estado militar la separa de la Dictadura de Salazar y su prolongada continuidad, del Régimen de los Coroneles en Grecia.

La Guerra de España tiene su origen en un golpe de estado militar que fracasa en buena parte del territorio.  La defensa del orden legal establecido, la oposición a una dictadura que se va diseñando en el bando franquista a lo largo de la guerra, la lucha por evitar la extensión de los regímenes fascistas, centra la actuación  de la República.  Cuestiones evidentes y obvias que es preciso repetir, una y otra vez, ante tanto intento  de repartir culpas, de mantener posturas poco rigurosas, de defender la tesis del “todos fueron iguales”, del asentamiento en el relato histórico de este país de ideas bonancibles, dúctiles y, sobre todo, tan interesadas.

Para quienes siguen manteniendo posturas similares, nos permitimos reproducir aquí la Instrucción reservada nº 1 del Director del Golpe Militar, General Mola, que establece cual debe de ser la actuación de los golpistas el 18 de julio de 1936: “Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo, que es fuerte y bien organizado. Desde luego serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades o sindicatos no afectos al movimiento aplicándoles castigos ejemplares

Cuando paseamos por la Plaza del Pilar de Zaragoza, es obligado para todo aquel o aquella que desee entender la Historia de esta ciudad, detenerse a leer la placa que rinde honores a los funcionarios públicos del Ayuntamiento de Zaragoza.  Funcionarios públicos, personas al frente de servicios y unidades administrativas, mandos de la policía local, fueron asesinados por el mero hecho de serlo. Junto a alcalde, concejales, líderes de los sindicatos, direcciones de los partidos políticos progresistas y de izquierdas.  Personas destacadas que ejercían liderazgo social en los pueblos zaragozanos, dirigentes locales, fueron inmoladas por columnas volantes compuestas, en muchos casos, por falangistas y requetés, en cumplimiento de una instrucción que dejaba poco lugar a dudas sobre la actuación de los golpistas.

A pesar de todo, aún existe quien acusa a la Republica de prolongar una guerra perdida, con las consiguientes víctimas.  Miserable razonamiento si se tiene en cuenta que el destino de los republicanos estaba reflejado en la legislación de Burgos, en los bombardeos sin objetivo militar en la costa levantina.  Como lo prueban las decenas de fusilados tras la guerra, los muertos en las cárceles, los campos de concentración, los batallones de trabajo esclavo, la humillación del vencedor.

Porque el régimen de Franco se levanta sobre la victoria en una guerra civil.  Omnipresente, degradante, implantada a sangre y golpe de hisopo…

Quisiéramos oír tan sólo un argumento lógico para mantener en letras de molde los nombres de Mola, el director del golpe de estado, el instigador de tantos asesinatos… el de José Antonio, que presidía desde escuelas e iglesias días de temor y de angustia negra.  El de Franco, que firmaba penas de muerte mientras comía chocolate con el arzobispo, varios años después del fin de la guerra..

El del falangista de turno que volvía del frente para hacerse el amo del pueblo, el que se beneficiaba de cargos y prebendas.  El de los militares como Monasterio, como Esponera, como Casado, que dirigieron la rebelión y la represión en Zaragoza.  No hay un solo motivo para que se mantuvieran calles o monumentos a su nombre.  No hay ni un solo motivo para mantener su nombre en calles o plazas que amenacen miedo a los zaragozanos.

Algunas de estas calles han sido retiradas, pero quedan todavía algunas, demasiadas, que hieren la memoria de ciudades y pueblos.  Yugos y flechas que nos recuerdan a las “gentes de la hierba mala”, calles dedicadas al dictador, a sus ministros, a sus compañeros del golpe de estado.  Gentes y hechos que no merecen estar en nuestro recuerdo sino para advertirnos de los peligros del fascismo…  La ley de Memoria Histórica, todavía limitada, insuficiente en sus objetivos, cicatera en sus reconocimientos, debe cumplirse con el rigor necesario.  Y las enseñanzas que se derivan de ella, convertirse en parte del relato de nuestra historia.

Un inventario dinámico en actualización permanente

Lo que presenta esta web es un inventario que, en estos momentos, es incompleto y requiere actualización.

Por eso elegimos una web en vez de una publicación.  La web nos permite la actualización permanente mientras que la publicación está referida únicamente al momento y tiempo en el que se publica.

Todos y cada uno de los datos que se aportan corresponden a localidades de Zaragoza y Provincia por cuanto hemos contado con el apoyo económico de la Diputación de Zaragoza.

Queremos profundizar en el trabajo e incluir las provincias de Huesca y Teruel y en ello trabajamos. También queremos completar el inventario y reflejar, por eso es dinámica esta web, todas y cada una de las actuaciones institucionales o ciudadanas que modifiquen la situación y hagan retirar de nuestras calles y pueblos la simbología que ensalza y enaltece al franquismo.

Para todo ello necesitamos la colaboración de la ciudadanía. Nos ayudaría mucho que nos llegue la información de todos y cada uno de los espacios públicos que queden en cada una de las calles, plazas o barrios de nuestros pueblos y ciudades.

También, en la otra vertiente del trabajo, es importante que recibamos el dato cada vez que un acuerdo municipal, o una acción ciudadana, consiga retirar cualquiera de los símbolos franquistas que quedan en la actualidad.

Para todo ello estará siempre disponible nuestro correo: fundación@14deabril.com