Es la frase con la que el Che terminaba la carta en la que comunicaba a Fidel Castro que se marchaba de Cuba porque otros pueblos le necesitaban.

Por eso, en 1965, salió de Cuba y trató de organizar en Bolivia la resistencia a la dictadura militar que encabezaba el General Barrientos. No pudo ser, el Che, junto a otros guerrilleros, cayó preso del ejército boliviano en la Quebrada del Churo, un paraje de la región de La Higuera. El 9 de Octubre de 1967 el Che fue asesinado. Llevaron su cadáver a Vallegrande y allí, en el lavadero del hospital, fue exhibido públicamente hasta que lo enterraron en una fosa común.

Hoy, en el 51 aniversario de su asesinato, le recordamos.

Nota.- La fotografía corresponde a una pared en una calle de La Habana