Esta semana conocimos que el rey Juan Carlos no solo nos ha robado y se ha fugado con total impunidad, también que le pagamos con dinero público su fuga de lujo, incluidos los sueldos, viajes y dietas de las personas que le acompañan. Está claro que cuando Felipe VI anunció a bombo y platillo para lavar su imagen que dejaba sin paga a su padre, nos mintió. Pero todo esto no podría ser posible sin el PSOE, que ocultándoselo a su socio de gobierno de Unidas Podemos facilitó la fuga del rey con el botín y ahora, le paga esa huida de lujo a cargo de Patrimonio Nacional dependiente del ministerio de Carmen Calvo.
En el mundo real, de realidad no de realeza, la gente ve como se le sube la factura de la luz o se le congela el SMI mientras con su dinero, con dinero público, se paga la huida de lujo del rey con el botín. En algunos aspectos la gestión de esta crisis podrá ser distinta a la del 2008, pero la monarquía en lo simbólico, está teniendo el papel de la banca en 2008. A los dos el sentir popular los ha declarado culpables, pero tienen total impunidad gracias a la protección de los grandes partidos del régimen, lo que les permiten privilegios hasta la obscenidad frente a las penurias y la inclemencia de la mayoría. Una injusticia tan evidente, tan palmaria, que nada puede justificarlo.
No hay argumentación por razonada y sincera que sea, que pueda apaciguar tanta rabia. Aunque es verdad, no había nada en el acuerdo de gobierno de coalición sobre la monarquía, pero eso no quiere decir que el socio mayoritario pueda ser indecente con total impunidad y pagar con dinero público la huida de lujo del rey ladrón con su botín. Una cosa es que no se logrará en el acuerdo introducir un cambio de modelo de estado y otra es esto. No puede ser que la parte social del acuerdo esté en duda permanente, tal es así que CCOO y UGT van a movilizarse para que se cumpla y en todo el universo fuera del acuerdo, el PSOE tenga patente de corso hasta la inmundicia más absoluta.
Esta semana también ha sido la sexta vez que la Mesa del Congreso impide la investigación de la corrupción monárquica, otra vez el PSOE, ese partido de republicanismo raro, que siempre vota con la derecha extrema del PP y hasta con la extrema derecha de Vox. Ese Vox que hace mociones de censura a Sánchez y ese PSOE que exige cordones sanitarios a Vox, no dudan en votar juntos cuando se trata de impedir que se investigue la corrupción de la monarquía. La habilidad del PSOE para inventar excusas es asombrosa, en esta ocasión lo tenía difícil pues contaba con el visto bueno de los letrados del Congreso, pero aun así el PSOE ha seguido votando con la derecha de PP y Vox. También dijo en 2017 cuando gobernaba Rajoy que Patrimonio Nacional no debía pagar a la monarquía y ahí seguimos, financiando sus lujos hasta cuando huye, como si el sacacuartos de Juan Carlos fuese un patrimonio del país cedido a Emiratos Árabes.
Uno de los motivos que llevó a UP a gobernar con el PSOE fue la creencia de que el simple hecho de apoyar la investidura y hacer a Pedro Sánchez presidente, dejaría las manos libres al PSOE para pactar con la derecha cuando le interesase y que, por el contrario, gobernando juntos, estaría obligado a buscar el consenso con UP, más aún en los temas clave. Pues está claro que nos equivocamos. Cuando se trata de proteger a la monarquía, el PSOE no duda en votar hasta con la ultraderecha si hace falta, rompiendo con la unidad del gobierno, con su base militante, su historia republicana y cualquier mínima decencia e higiene política como en este caso. Todo lo concerniente con la monarquía, desde la huida del rey hasta la nueva ley de reforma, pasando por su tramposa regularización fiscal, se hacen con la exclusión de UP que jamás lo apoyaría. El PSOE es el cómplice necesario sin el cual la monarquía no existiría, ni mucho menos su corrupción quedaría impune.
Ya es la sexta vez que el PSOE vota con la derecha para proteger la monarquía en un año de legislatura, algo tan normalizado en este tema que tiene el peligro de comenzar a producirse en otros temas como las pensiones. Y eso es lo grave, que el PSOE pese a estar en un gobierno con UP, tenga una mayoría con la derecha para sacar adelante todos esos temas de su agenda oculta, que UP no le permite. Se ve con claridad que mientras los ministros de UP tienen una agenda alineada con la parte social del acuerdo de gobierno, los ministros del PSOE tienen una agenda propia que ni está en el acuerdo de gobierno, ni nada tiene que ver con el espíritu del acuerdo de gobierno.
Una agenda que ahora nos confiesa que también Bruselas nos exige y que bloquea las partes sociales del acuerdo, como subir el SMI o derogar la reforma laboral, que obliga a aplicar políticas de recortes no incluidas en el acuerdo como las pensiones, pero que también incluye un lavado de imagen de uno de los pilares claves del régimen como es la monarquía, para hacernos creer que llueve cuando los reyes se nos mean.
Una agenda oculta que el PSOE, pasado el trámite presupuestario, está dispuesto a aplicar a rajatabla y a UP nos queda pactar las diferencias, que no es poco, pues podría ser peor. Una agenda oculta que nos devuelve a la dura realidad donde el PSOE ya no es el socio de una coalición progresista, es el partido de régimen de toda la vida, monárquico hasta las trancas y a sus ministros, ya no nos resulta difícil imaginarlos en los consejos de administración de una gran empresa. Pero además de marcar la diferencia toca volver a los orígenes, a la movilización. Los sindicatos ya han convocado para febrero, pero la movilización no se decreta, no funciona al ritmo parlamentario, es un músculo fofo de no ejercitarlo por la falsa idea que con gobernar ya estaba todo hecho. Pero era, es y será el único camino.
Artículo de Alberto Cubero publicado el 16/01/2021 en Arainfo.
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