El Gobierno español, con una buena medida, ha decidido acoger a las más de 600 personas rescatadas por el barco Aquarius. Más de 600 personas que estaban abandonadas por la decisión xenófoba del Gobierno italiano, por la negativa del Gobierno maltés y por la indiferencia de Europa que mira para otro lado en todo momento.
Ciertamente apoyamos esta decisión. Nos parece un buen ejemplo que trasciende la solidaridad. Es, además de un gesto solidario y humanitario, el cumplimiento de los compromisos internacionales sobre respeto a los derechos humanos que nuestro país tiene.
Lo vemos, además, como un buen paso para recorrer el camino que avance hacia una política migratoria diferente. Apoyaremos ese camino que debe conducir a la acogida de los 17.337 refugiados/as que nuestro país se comprometió a recibir, que debe llevar a una política de puertas abiertas en vez de muros y concertinas, que debe respetar los derechos humanos de las personas refugiadas que huyen de la guerra, del hambre, de la miseria o de la persecución que sufren por motivos étnicos, religiosos o de identidad sexual.
La actuación con el Aquarius da una oportunidad a la esperanza en ese océano de insolidaridad, xenófoba y racista en muchas ocasiones, que es Europa. Hay que seguir avanzando y, además de acoger a las personas, hay que actuar en los lugares de origen. Hay que cerrar las puertas a la guerra y abrirlas a la paz y al desarrollo de los países. Hay que profundizar en las políticas de cooperación y desarrollo.
Por eso, porque lo vemos como una oportunidad, nos alegramos y esperamos seguir apoyando medidas y decisiones como esta