El Ayuntamiento de Zaragoza ha procedido hoy a la “resignificación” de dos calles zaragozanas que, todavía, están dedicadas a personas con clara relación con quienes se sublevaron contra el legítimo Gobierno de la II República.

Las calles son las dedicadas a Agustina Simón y a Pedro Lázaro.

Agustina Simón fue una joven enfermera, de militancia carlista, que participó en tareas de apoyo a las milicias carlistas que llegaban a Zaragoza y que se unió de inmediato a la sublevación. Participó junto a los sublevados en la Batalla de Belchite y allí fue detenida junto a otros combatientes carlistas. Se mantuvo firme en sus compromiso con la sublevación y fue fusilada.

Pedro Lázaro fue el primer soldado muerto de la barriada de Escudero (Arrabal) como consecuencia de la Guerra y que fue significado como “primer soldado hijo del pueblo que murió en este glorioso movimiento”.

Es indudable la vinculación de ambas personas con el bando franquista y, tal y como dice el Artº 31 de la vigente Ley de Memoria Democrática de Aragón, tener calles dedicadas es contrario a los preceptos de la Ley y deben ser retiradas.

El Ayuntamiento se inventa una figura que no recoge la ley y procede a “resignificarlas” manteniendo el nombre de las calles y añadiendo una placa en la que, trata de recoger los hechos por los que esas personas merecen aparecer en el callejero zaragozano, pero al mismo tiempo obvia decir que hubo un golpe de estado fascista y una guerra motivada por la sublevación contra el legítimo orden constitucional que representaba el Gobierno de la II República. En las placas añadidas, siguiendo esa visión revisionista de la derecha, se adopta una equidistancia que convierte la sublevación franquista en “una terrible guerra entre españoles”.

Esa equidistancia no es más que una forma de blanquear el fascismo ya que equiparan a quienes defendieron la legalidad constitucional con quienes se sublevaron.

La Fundación 14 de Abril ya reclamó, en 2019, al Ayuntamiento el cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática y pidió el cambio de nombre de estas dos calles así como las del Arzobispo Domenech, Gonzalo Calamita y Allue Salvador que fueron señalados franquistas.

A pesar de la Ley, que obliga a retirar menciones en calles y plazas públicas de personas que apoyaron el golpe fascista y se identificaron con la sublevación y con la dictadura que siguió, zaragozanos y zaragozanas seguimos sin ver nuestras calles y plazas limpias de esos recuerdos.