Se inauguró en 1939 para atender a los combatientes republicanos españoles y voluntarios de las Brigadas Internacionales que, tras la derrota de la Segunda República, habían traspasado la frontera con Francia.

También iba a acoger a los/as civiles que huían de la represión franquista.

Lo cierto es que, en vez de un espacio de acogida, fue un lugar de sufrimiento, de miedo, de tránsito hacia los campos nazis de exterminio, porque, a partir de 1940, durante la Segunda Guerra Mundial, pasó a desempeñar la función de campo de concentración.

Por allí pasaron más de 60.000 personas. De ellas más de 25.000 eran republicanos/as españoles, y entre ellos/as, más de 5.000 aragoneses/as.

De esa estación de tren salieron convoyes hacia Auschwitz que llevaron a la muerte a casi 4000 personas.

Ayer era el acto de homenaje a todos/as ellos y ellas en el 75 aniversario de su apertura.

Estuvimos autoridades francesas, representantes de las Asociaciones memorialistas francesas y españolas, hubo representación de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática, de los Gobiernos vasco y navarro.

La única representación que hubo de Aragón fue la de Alvaro Sanz, el portavoz de Izquierda Unida y la de la Fundación 14 de Abril.

Nuestro Gobierno aragonés, empeñado en enterrar la memoria, no participó en el Homenaje. Su «famosa concordia» no incluye a los/as 5.000 aragoneses/as que allí estuvieron por defender la libertad y por enfrentarse al fascismo. La actitud de nuestro gobierno es la misma que, en su día, tuvo el régimen franquista para con ellos y ellas. Fue, una vez más, el desprecio absoluto hacia las víctimas de la guerra provocada por la sublevación fascista.

Allí estuvimos porque, como tanto decimos, derogarán la ley, pero no derogarán la Memoria y seguiremos reclamando Verdad, Justicia y Reparación