No pretendemos, en este espacio, hablar de la conocida connivencia de la Iglesia Católica con el franquismo.
Sí que vemos importante reseñar que la Iglesia Católica y sus instituciones incumplen, de manera más destacada que las instituciones y organismos públicos, el mandato de la Ley de la Memoria Democrática de retirar la simbología franquista de sus edificios.
A lo largo de este trabajo hemos podido comprobar el gran número de iglesias que mantienen en sus fachadas exteriores las placas franquistas que rinden homenaje a “los caídos por Dios y por España” que exhiben, además, simbología del franquismo y de la dictadura. Las hay, incluso, en localidades en las que el Ayuntamiento ha retirado los nombres de las calles dedicadas a Franco y al franquismo.
La Iglesia sigue prestando sus templos, y sus sacerdotes, para hacer misas en honor y recuerdo del dictador y hemos visto en Zaragoza como se “vestía” a la Virgen del Pilar con el manto de la Falange en vísperas del 20 N.
La decisión de autorizar, o no, estas celebraciones que forman parte de la agenda franquista de todos los 20 N, es de los Obispados que, como puede verse, no ven inconveniente alguno para celebrar estos rezos para la memoria de un dictador
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