El lunes, 20 N, es el 48 aniversario de la muerte, en su cama, de aquel dictador genocida que conocimos como el Generalísimo Franco. Dentro de muy pocos días se celebrará el 45 aniversario de nuestra constitución. Esa que nos dicen las derechas que se revienta porque habrá una Ley de Amnistía para quienes participaron en el “proces”. En las algaradas callejeras, esas que “defienden” la democracia y la constitución, se oyen proclamas y gritos que añoran el franquismo y se ven las mismas banderas bajo las que se asesinó a miles y miles de personas.
Hace 77 años, el 12 de Diciembre de 1946, la asamblea General de Naciones Unidas condenó el franquismo y afirmó que “el régimen de Franco es un régimen de carácter fascista, establecido en gran parte gracias a la ayuda recibida de la Alemania nazi de Hitler y de la Italia fascista de Mussolini”. Ese régimen fascista aquí, en el país que lo sufrió, no se ha condenado porque hubo una Ley de1977 que amnistió al régimen, a quienes dieron las órdenes de asesinar y torturar y a quienes las ejecutaron. Esa amnistía es aplaudida y celebrada por quienes hoy, ante otra que se plantea, se escandalizan y consideran que es un ataque a la democracia.
Tuvieron que pasar 40 años de democracia para que aquí, en esta tierra, tuviéramos una Ley de Memoria Democrática. Se aprobó en 2018 (PP y PAR la rechazaron, Vox no estaba en Las Cortes) y entró en vigor en febrero de 2019. Es decir, llevamos 4 años con una ley aragonesa, de memoria democrática, aprobada pero apenas desarrollada,
Hoy, no sabemos si para recordar al dictador, nos anuncia el Gobierno de Aragón que el lunes, 20 de Noviembre, empieza el trámite para derogar la Ley de Memoria Democrática. Se constata, así, que Azcón tiene instalado el franquismo en su ejecutivo.
No se entiende el rechazo, ni el odio, de esa parte de la derecha española que se resiste a admitir la necesidad de la memoria democrática en nuestro país. No soportan, ni siquiera, el debate sobre el derecho a la verdad, la dignidad y la justicia de quienes defendieron un sistema de libertades en España. Niegan ese mismo derecho a quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura. Esgrimen la necesidad, del olvido para, supuestamente, no reabrir heridas. Comparten esa idea fabricada por quienes ganaron la guerra, de que lo que pasó fue consecuencia del desastre de la II República. Afirman que el golpe fascista fue necesario y la guerra una cruzada salvadora de la patria
Sabemos que la memoria democrática es dolorosa. Tremendamente molesta para quienes justifican, edulcoran o blanquean el franquismo. Molesta, también, a quienes compran la teoría de dos bandos equidistantes, igual de responsables. Sin embargo la Memoria Democrática no tiene la más mínima intención de revancha. Al contrario, mira hacia el futuro, apostando por incorporar los ideales y esencias de la libertad y la democracia, en la actividad pública, política, educativa y social de nuestros días. Es una decidida apuesta por la construcción de un futuro de paz apoyado en la paz y el respeto de los derechos humanos.
Es una necesidad democrática mirar de frente al pasado, dar la dignidad pública debida a quienes lucharon por la democracia y reparar, en lo posible, los perjuicios a quienes padecieron la persecución del franquismo. Es necesario saldar la deuda democrática con quienes fueron víctimas del franquismo. ¿Por qué aquí no se condena el fascismo, se juzga a los asesinos, se cuenta la Verdad, se hace Justicia y se Repara la Dignidad de las víctimas, como hacen otros países democráticos que sufrieron dictaduras?.
La Memoria Democrática es la única vía posible para que, todos y todas, tengamos las garantías de la No Repetición tan necesarias para construir un futuro democrático y en paz. Es la base de políticas preventivas que eviten violaciones de derechos humanos y una apuesta por la paz y el desarrollo de la democracia. Refuerza el estado de derecho.
El empeño en derogar esta ley, en borrar el derecho a saber, en ignorar a las miles de personas abandonadas, que no olvidadas, en barrancos y cunetas, en negar el exilio, las torturas, los asesinatos, los expolios, las purgas, los bebés robados y la vulneración de los derechos humanos, es un acto de crueldad y rencor manifiesto, es situarse del lado de los victimarios y abandonar a sus víctimas.
La derogación de la Ley no evitará que sigamos reclamando nuestra memoria colectiva. Por eso, con energía y compromiso renovados, acompañando al movimiento memorialista, seguiremos exigiendo Memoria, Verdad, Justicia y Reparación

Alvaro Sanz Remón, Coordinador General de IU Aragón

Artículo publicado en Arainfo, el 18 de Noviembre de 2023