España se adhiere a todos los tratados e instrumentos del derecho internacional como dispone la constitución en el Título III, Capítulo 2, artículo 96, párrafo 1: “Los tratados internacionales válidamente celebrados, una vez publicados oficialmente en España, formarán parte del ordenamiento interno”.
Apoyar a un Estado que comete castigo colectivo y bombardeo indiscriminado contra población civil significa estar en contra se nuestra propia constitución.
Estamos ante la peor matanza de palestinos desde 1948. La situación es tan extremadamente delicada que podría desencadenar en el genocidio del pueblo palestino y en la extensión bélica más allá de los límites de Palestina e Israel. Urge elevar nuestras voces contra esta barbarie: ya son más de 7.000 palestinos muertos, 1.000 israelíes muertos. Hamas mantiene cautivos a más de 200 israelíes, y en las cárceles israelíes hay 4.000 palestinos y otros miles de palestinos de Gaza están detenidos porque se encontraban en Israel con permiso de trabajo cuando estalló la contienda.
Entre los rehenes de Hamas está Haim Perry con el que colaboré desde la Franja de Gaza en un mismo proyecto (promovido por la organización De-colonizer) que unía esfuerzos de palestinos e israelíes antisionistas para visionar métodos de regreso de la gente palestina a su tierra de origen donde ahora viven esos israelíes.
No se trata de apoyar a Hamas o apoyar al gobierno israelí, se trata de apoyar a la gente ordinaria independientemente de su etnia o religión. En Israel hay en marcha una potente campaña secundada por miles de israelíes para parar los ataques a gaza bajo el lema No en mi nombre, así también la secundan miles de judíos en EEUU.
En Gaza hay 900 niños aún bajo los escombros de sus casas bombardeadas. Hay 50.000 mujeres embarazadas, entre ellas mi cuñada. Yo tengo todavía una casa en Deir al Balah, en el centro de la Franja de Gaza, donde ahora debía estar visitando a la familia. En cambio, estamos de luto por la muerte de 40 miembros de mi familia política, 27 de ellos en una misma casa, con edades comprendidas entre los 2 y los 70 años. Tres generaciones.
Como periodista que ha vivido y trabajado en Gaza, también durante una guerra, siempre he pujado por historias de esperanza y me basaba en lo que la familia me contaba: cuando mi suegra se casó, la presencia más prominente y el que más aportó a la fiesta fue un judío israelí.
Hay muchos palestinos e israelíes que quieren vivir en una realidad unida, sin Apartheid, sin violencia. Para ello desde occidente no deberíamos alentar la guerra ni jalearla, tampoco debería ser una barrera de posicionamiento político abogar públicamente por el cese el fuego y el pase seguro de ayuda humanitaria. Los violentos caerán por su propio peso cuando se establezca un marco justo para la paz. Desde fuera deberíamos honrar nuestros valores de paz, justicia y derecho.
Isabel Pérez
Doctora en Comunicación e Información especializada en Palestina/Israel
Publicado en Heraldo de Aragón el 31 de Octubre de 2023
Comentarios recientes