Hace mucho tiempo vi una publicación en Twitter del presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán. Publicaba uno de los dibujos del Cuaderno de Burdeos I de Goya que más me han gustado. En él se puede ver a un anciano con larga cabellera y larga barba, apoyado en dos bastones y vestido con una túnica blanca que le arrastra por el suelo. A su lado aparecen las palabras “Aún aprendo”, haciendo alusión a que, pese a la edad, siempre seguiremos aprendiendo algo nuevo. ‘Inquebrantable voluntad de saber hasta el final de la vida a la que muchos renuncian ya al principio’ añadía nuestro presidente a la imagen.

Pues bien, esta tarde me ha vuelto a la mente y me ha hecho pensar en la cantidad de cosas que nos quedan por aprender, y que le quedan por aprender al sr. Lambán, como por ejemplo lo que son unos servicios públicos de emergencia dignos y de calidad, cómo deben gestionarse de la mejor manera posible los recursos energéticos renovables, o qué es realmente el turismo sostenible.

A lo que los servicios de emergencia se refiere, tenemos a nuestro presidente haciendo la mayor propaganda mediática por radio y prensa de que se aumentan los medios y de que los servicios son de 24h en todos los hospitales de Aragón, pero lo que al sr. Lambán le queda por aprender es que lo primero de todo es cuidar de quienes nos cuidan, de que las condiciones laborales de aquellos que se juegan la vida contra el fuego, o de aquellos que salvan las vidas de nuestros seres queridos e incluso las nuestras propias, deben ser dignas y no dejarlas en manos privadas.

Es el caso de nuestros técnicos de ambulancias, que llevan reclamando un convenio digno desde hace 4 años, y que el gobierno autonómico no puede desentenderse y debe mediar entre la empresa y los trabajadores, porque, pese a estar en manos privadas, estamos hablando de un servicio PÚBLICO. También debería aprender a no impugnar en los juzgados el convenio ya acordado y presupuestado por la administración autonómica. De internalizar el servicio ya para la próxima lección.

O el caso de nuestros bomberos forestales, que lo arriesgan todo por salvar nuestros montes, nuestras casas, nuestro territorio, nuestras vidas, siendo ninguneados por parte del gobierno que no escucha sus reclamaciones, y que, pese a haber estado en huelga, han atendido a su sentido de la responsabilidad profesional y social, extinguiendo ya 2 grandes incendios en lo que llevamos de primavera.

En la cuestión de las energías renovables, nuestro presidente debería seguir aprendiendo que no todo lo que tenga la etiqueta de verde es que respete nuestros paisajes, nuestros montes, nuestra tierra. Que un mar de placas fotovoltaicas en medio de un paraje como La Fueva o un campo de molinos eólicos no es sino intentar hacer creer a la gente que las emisiones de CO2 dejan de existir. Lo que deja de existir es un territorio que es de todos los aragoneses y aragonesas, y no de unas empresas que quieren hacerse con el control de toda la energía y, con ello, de nuestros montes.

Necesitamos confeccionar un plan energético que regule de verdad los proyectos que se están redactando como quien entrega panfletos en campaña, a diestro y siniestro, con alfombra roja para las empresas que prometen prosperidad y trabajo, cuando lo que traen es destrucción y poco futuro para nuestros pueblos. Una gran parte de la población seguiremos demandando una empresa pública de energía que contribuya a un mejor control del mercado, porque lo que se pide desde la calle es un precio digno y que aparte la pobreza energética de nuestras familias. Obviamente, señor Lambán, las placas son un medio para reducir nuestras emisiones a la atmósfera, sin embargo Aragón entero le está advirtiendo de que ‘Renovables sí, pero no así’.

Y, ¿qué decir sobre el turismo sostenible? ¿Qué decirle al presidente de nuestra comunidad que no se haya dicho ya en medios (bueno, no en todos), en las Cortes y, sobre todo, en las calles?

En este caso estamos ante una de las mayores locuras medioambientales que se pretenden perpetrar contra nuestro patrimonio natural, contra nuestro Pirineo, contra nuestra tierra. La destrucción de Canal Roya para la unión de estaciones de Formigal y Astún representa perfectamente lo que AÚN le queda por aprender, que la tierra no es de nadie, que la tierra es de todos, y que nuestros antepasados supieron cuidar de ella y legarla para que pudiéramos disfrutarla.

Hablamos de un valle que tiene como tesoro una fauna, una flora y un patrimonio histórico únicos, un paraje virgen del Pirineo, como también lo fue Castanesa hasta la entrada de las destructoras máquinas. El peligro, sr Lambán, emana de los poderes económicos que pueblan esta nuestra comunidad, que, al igual que con las empresas energéticas, quieren hacerse con el control del territorio con una máscara verde mientras llaman sostenible a lo que se podría considerar especulación.

Existen una cantidad ingente de posibilidades de turismo sostenible en nuestro Pirineo que de verdad fijarían trabajo, futuro y vida a nuestras montañas sin la necesidad de destruirlas: rutas de senderismo, turismo de montaña, proyectos que de verdad consigan un futuro para las personas que viven allí día tras día, y que algunas gentes del llano se creen con el derecho a hacer y deshacer por el mero interés económico.

Nadie en su sano juicio pondría su dinero en manos de un modelo de turismo caduco como son las pistas de esquí. Nadie. El problema viene cuando el dinero es de todos, que parece dar legitimidad a un uso irracional con el que la prosperidad existe sólo en el bolsillo de algunos.

Debería aprender a escuchar, sr. Presidente, el clamor de la gente que hemos visto cómo miles de personas se manifestaban por Canal Roya y nuestras montañas en las calles, y cómo se reclamaba un modelo energético que respete al territorio y a sus gentes, como se escuchó en Zaragoza a tantas plataformas venidas de todo Aragón.

No es tarde, sr. Lambán. Aprenda, como decía aquel anciano Goya en su dibujo, y deje de seguir los sueños de la “sinrazón” que sólo producen monstruos contra la vida de los aragoneses. No espere a ser un anciano que lleva una larga cabellera y larga barba, que se apoya en dos bastones y viste una túnica blanca que le arrastra por el suelo para aprender todo esto, y más.

Rubén Cabañas Aranda, concejal y candidato de Cambiar Monzón

Artículo publicado en Diario del Alto Aragón el 29 de Abril de 2023

Concejal y candidato de Cambiar Monzón