Llegó Pinochet, apoyado por la CIA, derribó el gobierno de Allende, acabó con el sueño de un Gobierno de izquierdas y truncó esa vía pacífica hacia el socialismo que Allende pretendía.
Era Septiembre de 1973 y Víctor Jara, símbolo de la Nueva Canción chilena y referente del pueblo, era detenido y recluido en el estadio de Chile (hoy Estadio Victor Jara) junto a otros miles de chilenos y chilenas.
Victor Jara fue torturado, le cortaron las manos y finalmente lo ametrallaron. 44 impactos de bala tenía su cuerpo.
El año pasado, a las 45 de su asesinato, la justicia chilena condenó a 9 exmilitares por su tortura y asesinato.
Victor Jara nos dejó, pero nos queda su recuerdo, su música, que nos lleva por los caminos de la revolución popular, del antiimperialismo, de la paz y de las luchas cotidianas del pueblo.
«Así cantará el poeta
mientras el alma me suene
por los caminos del pueblo
desde ahora y para siempre».
Tenía razón cuando escribió Vientos del Pueblo. Su música sigue sonando por los caminos de siempre.
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